lunes, 23 de octubre de 2017

Barroco



“El estilo que vino después del Renacimiento recibe generalmente el nombre de Barroco. Pero, mientras resulta fácil identificar los estilos anteriores mediante signos definidos, el caso no es tan sencillo por lo que al barroco se refiere. El hecho es que, desde el Renacimiento en adelante, casi hasta nuestra propia época, los arquitectos emplearon las mismas formas básicas: columnas, pilastras, cornisas, entablamentos y molduras, todas ellas extraídas originalmente de las ruinas clásicas. Por ello, en cierto sentido, puede decirse que el estilo arquitectónico renacentista se mantiene desde los dias de Brunelleschi hasta los nuestros (...)”1


Barroco quiere decir Grotesco o absurdo, este nombre fue usado por los contemporáneos que creían que los elementos y formas de los edificios clásicos no debían usarse de otra manera que la que emplearon los griegos y romanos.

Al igual que en el Renacimiento, conocemos a los artistas que trabajaron en este período, incluso en forma más íntima que en el período anterior. Esto nos permite analizar sus obras buscando la impronta que su propia vida y subjetividad marcó en ellas.
Los artistas serían contratados por la Iglesia Católica, por los nobles, príncipes y reyes (siendo destacado el cargo de “pintor de corte”) y por la cada vez más pujante y rica burguesía.

La división de Europa en zonas católicas y zonas protestantes, influyó notablemente en el arte.
En muchos de los artistas, se observa el seguimiento literal de lecturas bíblicas o escritos de sabios eclesiásticos. El artista estudiaba una y otra vez el momento que iba a representar.

Barroco católico.
“Poder y Gloria: I”2
El centro del mundo artístico en esta época, era Roma.
Las iglesias de la compañía de Jesús, adoptaron una forma de cruz latina, con una amplia nave central rematada en un ábside, que permite atender al altar central; numerosas capillas a los lados de la nave central y en las puntas de los brazos de la cruz. La luz proviene de una gran cúpula. Las columnas y pilastras se repiten en pares, rompiendo la monotonía de una columnata.
En las fachadas suelen advertirse elementos no clásicos que apuntan a dar unidad a la nueva distribución de elementos clásicos. Un ejemplo de esto son las volutas que unen plantas u otros ornamentos.
En la segunda mitad del siglo XVII el barroco adquirió su total desenvolvimiento.
Los edificios incorporaron las espirales y curvas no sólo en ornamentación, sino en estructuras, por ejemplo en fachadas.
Al interior, la ostentación de piedras preciosas, oro y estuco eran la respuesta estética a la prédica protestante contra las imágenes y su culto.
Las iglesias debían transportar a otra realidad, donde se lograra el clima de adoración. En este sentido, era importante el efecto general del conjunto arquitectónico, escultórico y pictórico, al que se añadían en misa, las velas encendidas, el incienso y el órgano sonando.
En este sentido se habla de cierta teatralidad barroca, buscando generar escenarios que transporten a otro lugar y emotividad.
Con la escultura, pasará lo propio: la búsqueda de la fe a partir de efectos teatrales, cargados de emotividad.
Tanto la escultura como la pintura que realmente se desarrollan en este período, están vinculadas al espacio para el cual son realizadas, no como obras independientes.

“Poder y Gloria : II”3
Los reyes y príncipes europeos, también quisieron ostentar su poderío e incrementar el influjo sobre la gente. Desearon aparecer como seres de otra condición, destinados a gobernar por derecho divino. Un ejemplo claro de eso fue Luis XIV de Francia. Su famoso Palacio de Versalles, en su exterior es más extenso que ornamentado.
Los últimos años del siglo XVII y los primeros del XVIII será uno de los más grandes en la arquitectura.
En cuanto a urbanismo, las ciudades eran concebidas como escenarios, prosperaron los jardines con setos recortados, las fuentes, arroyos convertidos en cascadas. Todas las artes contribuían a la creación de un mundo artificial y fantástico.
En los últimos momentos del barroco, se experimentó mayor desarrollo en las ornamentaciones, llegando a recargar de imágenes de colores pasteles, dorado, delicadeza de las formas, de temas frívolos en lo laico y repleto de nubes y ángeles en lo religioso. A este período de le conoce como rococó.

Barroco protestante.
“El espejo de la Naturaleza” 4

En los Países Bajos las personas eran trabajadoras, lentas y poco afectos a lo exuberante.
Quienes se encontraban en la cúspide económica y social eran los burgueses y serán los principales compradores de arte. Sus gustos arquitectónicos eran más sobrios y de líneas sencillas.
La profesión del pintor dejó de ser atractiva en zonas como la inglesa o la alemana; en otras, se desarrolló un tipo de obra que no presentara objeciones religiosas, como el retrato.
Los burgueses se hacían retratar, sobre todo si habían sido elegidos para algún cargo de la ciudad; prosperaron los retratos grupales en lienzos (destinados a salas de juntas y lugares de reunión). Los pintores que no eran buenos retratistas, renunciaron al encargo y pintaron para luego intentar vender sus cuadros. Para esto podía ir al mercado y vender como baratillo sus cuadros o encomendarlos a mercaderes intermediarios. Especializarse en un tema era una posibilidad de ser convocado posteriormente. Muchos holandeses se especializaron en “Marinas” cuyo tema son paisajes de mar, barcos, costas. La captura de la hermosura de los cielos fue el gran descubrimiento de estos pintores que, en general, usaban una línea de horizonte baja, siendo cielos 2/3 de la obra.
Temas cotidianos, familiares, espacios habituales. Se vio lo “pintoresco” en la cotidianeidad.
De los pintores más famosos holandeses, en esta época, se destaca Rembrandt van Rijn (1606-1669), quien dejó un registro pictórico de su vida íntima, como ningún otro.
Con los retratos de Rembrandt, “(...) nos sentimos frente a verdaderos seres humanos, sentimos su calor, su necesidad de comprensión y también su soledad y su sufrimiento (...) no conozco otra manera de describir el casi portentoso conocimiento que parece haber poseído Rembrandt de los que los griegos llamaban los 'estremecimientos del alma'”5
Otra rama de especialización del arte holandés fueron los “bodegones”. En general presentan vasijas, frutos, porcelanas, botellones con vino, objetos de metal y algunos objetos caprichosos dispuestos por el artista.
Quien se especializó en bodegones con seres humanos, fue Jan Vermeer van Delft (1632-1675). La mayor parte de sus cuadros, presentan escenas al interior de una casa típica holandesa. Con precisión y suavidad, logra que las formas captadas en su calidad y colorido, no resulten duras.


1Gombrich, E. Historia del Arte. Edit. Alianza, Madrid 1990. pág 301
2Ídem pág 342
3Ídem pág 352
4Ídem 323
5Ídem pág 333

Barroco americano.
La conquista y colonización de América, dio lugar al mestizaje biológico y cultural, en principio de indígenas y europeos y posteriormente de estos con los africanos.
La conquista implica sometimiento de los americanos a los Estados imperiales, a las autoridades, a las leyes; al nuevo orden social que somete a africanos y nativos; a la cultura y a la religión.
El sincretismo es la expresión cultural de ese mestizaje y es lo que define al barroco americano.
En la América Española, regida por las Leyes de Indias, los centros más poblados, ricos y por ende con mayor presencia del Estado y la Iglesia fueron México y Perú. En estos lugares es donde se observan las primeras muestras de arte sincrético, creado a partir del legado indígena, con aportaciones artísticas y culturales en general de los españoles.
El urbanismo adoptará la retícula hispánica, los templos se erigirán sobre los templos indígenas (previa destrucción de los mismos) utilizando sus materiales; las pinturas evocarán a leyendas y tipos humanos nativos y lo propio la escultura. La música se verá influenciada por una nueva instrumentación y la polifonía sin abandonar su propios estilos y creando instrumentos similares a los europeos con materiales nativos.
El barroco de las misiones jesuíticas se manifestó en forma bien distinta a las de los ricos centros de México o Lima. Esto obedece a la propia lógica de convivencia de los jesuitas con los indígenas y el respeto a tradiciones nativas, tanto sociales como estéticas y artesanales (sin olvidar el sometimiento a la tutela eclesiástica y dominio europeo, que incluyó lo cultural).

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