lunes, 28 de agosto de 2017

Arte Romano Siglo I a.C. - V d.C.


Arte Imperial. Siglo I a.C. - III

El arte romano tuvo como influencias directas, al arte griego y el arte etrusco, a las que se sumaron las corrientes de arte popular llamadas “medio itálicas”.
Los aportes etruscos que más se destacan son el arte del retrato (como parte del culto a los muertos), el empleo del arco y la creación de la columna toscana (de fuste liso).
Los griegos (sobre todo luego de la invasión de la Hélade por parte de Roma en el siglo II a.C.) aportaron todo su legado artístico, aún en el auge del helenístico; además de artistas esclavos y libres que llegaron a la capital a trabajar.

El arte romano empezó a marcar su propio lenguaje cuando Roma se convirtió en la “dueña del mundo” 1

A partir del siglo I a.C., se produce una síntesis en el vasto Imperio Romano, compuesta por elementos itálicos, griegos y provinciales.
Durante el periodo de Octavio Augusto (29 a.C. 14 d.C.), primer emperador, se espera del arte oficial, el enaltecimiento de esta figura como símbolo de paz y prosperidad. La Eneida de Virgilio es de esta época.

El coleccionismo y los artistas.
Durante el período helenístico, había prosperado el coleccionismo de obras de arte por parte de gente acaudalada. Originales o copias de grandes maestros griegos eran adquiridas a altos precios. Los artistas se convirtieron en personajes relevante y los escritores comenzaron a escribir sobre ellos. La mayoría de los artistas que trabajaron en Roma eran griegos.
Los maestros más famosos fueron pintores; sabemos sobre ellos y sus obras por libros de arte clásico. Estos artistas estaban más interesados en los aspectos técnicos de sus obras que en su finalidad. Muchos representaban escenas de la vida cotidiana.


Escultura.

El interés por la cultura y el arte griegos, estuvo ceñido siempre a los círculos elegantes e ilustrados sin que el pueblo lo entendiera. Por ello se dan dos corrientes paralelas en Roma, una popular y realista y la otra aristocrática e idealista 2

De los tipos de escultura que resaltan en Roma, el  principal (en tanto aporte genuino) es el relieve histórico; también se destacan los bustos y las esculturas de cuerpo entero de bulto redondo.
Se supone que la estatuaria en bronce, en Roma, fue muy abundante aunque poco ha llegado a nuestros días. Una de ellas es una estatua ecuestre de Marco Aurelio.
Es importante recordar que las obras de mármol iban pintadas con vivos colores.


Recreación de las piezas faltantes y del colorido original del Ara Pacis de Augusto. 13-9 a.C. Roma

Relieves Históricos.
Los romanos sintieron la necesidad de proclamar victorias y narrar las circunstancias de las mismas.  Esta necesidad modificó los valores griegos en cuanto a la búsqueda de la armonía y belleza; marcando otra funcionalidad del arte.
Estos relieves se esculpieron en columnas, arcos de triunfo y funerarios, muros de monumentos en general.

El realismo del retrato y las formas romanas de narrar momentos históricos o biográficos, se expandieron por todo el mundo mediterráneo e incluso hasta la India (donde la escultura hacía mucho tiempo que había florecido pero se vio influenciada por la romana). Los egipcios pagaban a un pintor para que trabajara en sus imágenes al estilo romano; los artistas indios las emplearon en sus trabajos de narración de la vida de Buda (sobre todo en la región fronteriza de Gandhara) y los judíos para relatar escenas del Antiguo Testamento.

Pintura.
La pintura en Roma, se encontraba en los interiores domésticos, generalmente en murales al fresco protegidos con una capa de cera.

Pompeya.

Pompeya, en el siglo I, era un lugar de veraneo para los romanos de alta posición social.
En el año 79, Pompeya fue sepultada por las cenizas del volcán Vesubio. Tal catástrofe, nos deja un legado extraordinario del arte y la vida cotidiana que la arqueología se ha ido encargando de desvelar.

Fresco de la Villa de los Misterios, Pompeya.

Casi todas las casas y villas de la ciudad tenían pinturas en sus muros.
Las pinturas y mosaicos de Pompeya y de Herculano (ciudad vecina de similar suerte que Pompeya)  son de los pocos restos de arte pictórico romano que han llegado a nuestros días y son ellos los que nos permiten formar una idea del carácter de su pintura.
Se identifican cuatro “estilos pompeyanos” de acuerdo a las elementos: imitación de revestimientos de lozas de mármol; escenas encuadradas por elementos arquitectónicos pintados; composiciones fantásticas e inverosímiles y arquitecturas pintadas muy complejas.
En estas pinturas era habitual que se decorara con pequeños candelabros, guirnaldas vegetales y seres fantásticos.


Esas pinturas no son, claro está, obras maestras, pero es sorprendente observar cuánta destreza existía en una ciudad pequeña y más bien de escasa importancia. 3

Los pintores trabajaban con maestría la expresividad helenística y la reflejaban con libertad.
Las leyes de la perspectiva no eran conocidas; se dibujaban pequeñas las cosas lejanas y de gran tamaño las próximas. Sin embargo hay obras que se destacan en la profundidad alcanzada y en los difuminados para lograr remarcar partes del cuerpo humano.
Los temas eran sumamente variados: columnas, paisajes idílicos, imitaciones de cuadros y del teatro; bodegones. Algunas escenas jocosas y de alto tono erótico fueron encontradas en los atrios, revelando también el lugar de la sexualidad y lo explícito en esta cultura.
La pornografía ya era utilizada en los muros de los prostíbulos de Pompeya, llegándose a plantear la idea de “catálogos” para los clientes. Falos esculpidos en la vía pública indicaban la dirección de los prostíbulos.


El mosaico.
El mosaico se empleó para decoraciones de interiores. Se continúa el uso del opus tesselatum griego y se agrega el opus sectile y el opus verniculatum.


Mosaico de los actores, Casa del Poeta Trágico, Pompeya. Opus vermiculatum y tessellatum.

Esta técnica fue preferida para los suelos aunque también se usó en paredes.


Mosaico del Cave Canem, entrada a la Casa del poeta trágico, Pompeya. Muchas casas contaban con mosaicos de cave canem a la entrada. Opus vertmiculatum en el perro y tessellatum en fondo y bordes.

Retrato

Fresco de Pompeya, siglo I. Panadero Próculo y su esposa o Terenccio Neo y su esposa.

En la religión primitiva romana, eran fundamentales las procesiones funerarias con retratos de los antepasados moldeados en cera. Hasta el siglo I, el derecho de tener imágenes de los antepasados, era exclusivo de los patricios o “gentes” (familias de alto linaje aristocrático), luego se extiende a los plebeyos. Para los romanos era necesario contar con retratos con expresión de vida.
En la época imperial,  el retrato del emperador debía ser adorado como símbolo de fidelidad.
El retrato podía ser escultórico (generalmente los monumentales) o pictórico. Los pintores retratistas  alcanzaron una técnica con gran capacidad de síntesis. Con pocas pinceladas resolvían los rasgos principales y detalles psicológicos.
Los retratos tenían mayor énfasis en la verosimilitud que en el halago.
Probablemente se emplearan mascarillas para realizar las esculturas.


Urbanismo.
Las ciudades antiguas, seguían la orografía sin un plan determinado, por lo cual resistían mal las necesidades de una gran ciudad. En las ciudades nuevas del imperio, los romanos adoptaron el sistema de ciudad clásica4 impuesto por Hippodamos en Grecia en el siglo V a.C. Consistía en un sistema de retícula en torno a dos ejes: Vía Decumanus (E-W) y el Cardo (N-S), donde el principal espacio de reunión seguirá siendo la plaza pública, en este caso el Foro (centro económico, financiero, comercial y religioso); a su alrededor los templos y la basílica, el teatro y demás edificaciones. El sistema de retícula es un sistema pensado como una forma sencilla de orientarse en la ciudad y comprenderla, además de atemperar vientos y favorecer a las cuestiones logísticas.


Vista aérea de Pompeya. Se aprecia el foro y el templo de Apolo.

Para emplazar una ciudad, eran llamados los augures, una especie de sacerdotes adivinos, quienes marcaban con el territorio y trazaban con un arado, el pomerium o límite de la ciudad; luego trazaban los dos ejes que dividían el terreno  simbolizando la estructura del universo.
Las ciudades romanas estaban unidas entre sí por una compleja red de vías, puentes y puertos
 En Roma la ciudad fue fomentada por todos los emperadores, y este a su vez buscaba el apoyo en las clases urbanas. El Imperio Romano era un agregado de ciudades griegas, itálicas y provinciales, se trataba de crear una ciudad práctica y a la vez muy organizada que buscaba soluciones simples y claras y en la cual el arte tenía la función de impresionar. Cabe destacar las famosas ciudades de origen militar que tenían un trazado muy regular por ser de nueva planta.



Arquitectura.

En Roma se valoraba más el espacio interior que el exterior, esto, sumado a la compleja organización social, motivó la construcción de grandes espacios cerrados. Entre éstos encontramos las basílicas, las termas y las propias villae y casas.
A los artistas se les encomendaron nuevas tareas, entre ellas, las más destacadas son las relacionadas a las obras públicas.
Carreteras, acueductos, baños públicos, circos, teatros, anfiteatros, foros son algunas de ellas.
Nuevos materiales como el hormigón (cal, arena, agua y materiales aglomerantes varios) y el ladrillo cocido, favorecerán a la flexibilidad y rapidez de las construcciones.
El muro romano se compone por un núcleo de hormigón revestido en sus caras exteriores con ladrillos o piedra. La forma del revestimiento daba nombre a los distintos tipos de muro (opus incertum, opus reticulatum, opus quadratum).
El elemento característico de la arquitectura romana es el arco de medio punto.
Al dominar su ejecución, pudo emplearse en grandes puentes y acueductos o aplicarlo para construir bóvedas y cúpulas.

La vivienda
La casa típica de las clases acaudaladas en la ciudad era la domus, vivienda unifamiliar cerrada sobre sí misma, con poca abertura hacia la calle y centrada entorno a un patio abierto con un estanque (implovium) que recolectaba agua de lluvia y entorno al cual se distribuían las habitaciones. Las más antiguas contaban con un huerto en la parte trasera que fue sustituido por un jardín porticado con peristilo, decorado con obras de arte. Algunas llegaron a tener baños privados.

Atrio de la Casa del Fauno, Pompeya.

En el campo, las grandes familias tenían una villa campestre. Su razón de ser está vinculada al otium, el cultivo reposado del espíritu, opuesto al negotium de la ciudad. Estas construcciones adquirieron relevancia en el proceso de ruralización a partir del siglo III, cuando la inseguridad urbana llevó a los poderosos a retirarse a estos lugares convirtiéndolos en unidades económicamente autosuficientes,
La mayoría de la población vivía en casas de vecinos (insulae), las que podían contar con hasta seis pisos de altura y que en general resultaban precarias en cuanto a las altas posibilidades de incendios y derrumbes.

El anfiteatro.

Es una novedad romana. Surge de la unión de dos teatros y sirve para luchas y juegos.
Los personajes que se destacan en él son los gladiadores, cautivos de las provincias que eran obligados a pelear en luchas sangrientas donde perdían la vida producto de las heridas o de la condena de
La planta suele ser elíptica y bajo la arena e encuentran numerosos corredores y dependencias para el servicio del anfiteatro.
De los anfiteatros, el más famoso es el Coliseo. Fue iniciado por Vespaciano e inaugrado por su hijo Tito en el 80 a.C.

Coliseo.

Es un edificio romano característico: en una estructura romana de arcos de medio punto, se incorporan elementos griegos de los tres órdenes.
Inicialmente constaba de tres pisos, el cuarto fue incluido por Tito. En cada uno, fue utilizado un estilo diferente de semi columna, debajo toscano, en el segundo jónico, en el tercero corintio y en el cuarto pilastras compuestas. Tanto el estilo de columna toscana como la compuesta, son creaciones romanas.
Con capacidad para 50.000 espectadores, del cuarto piso se sostenían enormes mástiles que sujetaban el enorme toldo de lona que se colocaba para cubrir los graderíos.

Arcos de triunfo.
Estos arcos fueron erigidos a lo largo de todo el imperio, los hay en Italia, Francia, norte de África y Asia.
Un gran arco central es flanqueado por vanos menores y enmarcados por los órdenes. Esta composición podía utilizarse repetidas vecen en otras construcciones.

Los teatros.
Tomando como idea central el teatro griego, los romanos los edifican sin excavar las laderas de un monte. El espacio que ueda detrás de las gradas se aprovecha como vomitorios y galerías que aseguraban rapidez en el desalojo del recinto.

Teatro de Mérida.

Las galerías eran curvas, con techo abovedado en forma anular, sin antecedentes históricos.
Dado que el rol del coro en las obras romanas no es tan significativo como en las griegas, se reduce la orchestra y se hace semicircular. La escena es más majestuosa y consta generalmente de tres cuerpos adintelados.

Los templos.
Los romanos tomaron aspectos del panteón griego pero con lo nombres de sus propios dioses y con la característica de una adoración más particular. La adoración pública era para el emperador.
Los templos romanos entonces, tomarán lo esencial de los griegos pero con modificaciones: casi nunca son perípteros, las columnas serán para el pórtico de entrada, en los lados las columnas serán adosadas al muro de la cella; todo el templo se encontrará sobre un podio  y la única escalera de acceso está en la fachada principal.
Serán extendidos los tholos de pequeñas dimensiones y cubierta de madera.
Fueron comunes las cúpulas aunque solamente se aprecian desde el interior.

Las termas.
Grandes baños públicos en los que se realizaba la higiene corporal pero además diversas posibilidades de ocio y relaciones públicas.

Plano de planta de las Termas de Caracalla.

Tenían vestuario y salas con piscinas de agua fría, templada y caliente.
Contaban con sofisticados sistemas de abastecimiento hidráulico, calefacción y desagüe. Bajo el pavimento se encontraba el hypocaustum, donde funcionaba un horno de leña que irradiaba calor al pavimento y las paredes y permitía disponer de agua a distintas temperaturas. Los acueductos, tuberías, estanques y galerías necesarios para el funcionamiento de las termas hacía que fueran extremadamente complejas desde el punto de vista arquitectónico.
Mosaicos de atletas en los baños de Caracalla.

Algunas de ellas presentan la “ventana termal”: semicírculos partidos en tres




Esquema de la estructura de las Termas de Caracalla. arquitecto Apolodoro de Damasco , inicio del siglo III.

Arquitectura funeraria.
Por ley debía desarrollarse fuera de los límites de la ciudad.
Las estructuras de las tumbas variaban mucho: algunas pirámides, cilindros (en especial para los emperadores), horno de pan (en tumba de panadero), columnas.


Arte tardoromano.

A partir del siglo III comienza a darse un período de decadencia y de hundimiento del Imperio Romano.  Este período de crisis interna (social, política y económica) y externa (por presiones de los pueblos bárbaros), se caracterizó por el autoritarismo político, por el inicio de un proceso de ruralización y un aumento de la espiritualidad junto con la disminución de lo racional.
En época de guerras, invasiones, revueltas, bandidaje, abuso de poderosos, los artistas perdieron delicadeza en cincelados, los pintores plasmaban figuras humanas con pocas pinceladas, desechando detalles que no fueran realmente significativos.


Retrato de Constantino, siglo III.

Ya en los siglos IV y V el centro de interés de los artistas estará más en la firmeza en la presentación de los rasgos (con especial atención al contorno de ojos y frentes) y no atento en lo anatómico.

En este período se desarrollan las primeras manifestaciones del cristianismo.
En las obras, plásticas,  las figuras se vuelven rígidas, hieráticas y planas.
También aparecen en este período, rasgos de gigantismo.


Bibliografía

Calatrava, J., Soler, M., Martínez, J. Historia del Arte. Edit. Akal. Madrid, 2009.
Chueca Goitía,. Breve Historia del Urbanismo. Edit. Alianza, Barcelona, 1993.
Fernández, A. Artis. Edit. Vicens-Vives, Barcelona, 2006.
Gombrich, E. Historia del Arte. Edit. Alianza, Madrid 1990.

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